Queridos hermanos,
Muchísimas gracias por vuestro apoyo. Estoy verdaderamente emocionado ante el aluvión de mensajes afectuosos que estoy recibiendo y me resulta complicado plasmar en unas pocas palabras la infinidad de sensaciones y sentimientos que se agolpan dentro de mi. Vivimos momentos convulsos, de incertidumbre y miedo, y nuestro deber como ciudadanos y, ante todo, como personas, ha de primar por encima de todo.
Para mí, ser vuestro Abad es un orgullo, como lo es poder liderar con vuestro apoyo los proyectos que estamos llevando a cabo y que seguiremos desarrollando de aquí al final de mi abadía en septiembre.
No poder procesionar es un duro golpe, pero lo es menos sabiendo que estáis ahí, que juntos estamos trabajando para lograr que los 409 años de historia de nuestra cofradía sean muchos más y que nuestro Nazareno sienta con ello el orgullo de ver cómo los devotos hermanos de Jesús luchan con pundonor por su fe y, sobre todo, por tantos que lo están pasando mal en estos momentos.
Toca arrimar el hombro, no ya en la puja de nuestras imágenes, sino para sacar adelante a nuestro país frente a esta terrible plaga que, con ayuda de nuestro Nazareno, pronto pasará a ser un lejano y triste recuerdo.
Por mi parte, solo os puedo prometer que seguiré trabajando como Abad con toda la ilusión los meses que me quedan hasta septiembre, luego como Viceabad, momento en que seguro podré disfrutar de la procesión, y siempre como vuestro hermanos en Cristo.
Queda mucho trabajo por hacer, muchas sorpresas y proyectos que sacar adelante juntos con vuestro apoyo y cariño. Nuestro Nazareno deberá velar por sus hermanitos y por todos los enfermos de esta terrible enfermedad. Es tiempo de templanza y paciencia. Es momento de que nuestra fe nos empuje a dar lo mejor de nosotros.
Muchísimas gracias, hermanos. Os llevó y siempre os llevaré en el corazón.
Hno. Tomás Castro Alonso, Abad de la Cofradía