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Carta del Hermano Abad
04/04/2020

Carta del Hermano Abad

Queridos hermanos,

Me dirijo a vosotros para transmitiros todo mi ánimo y esperanza, en estos momentos de incertidumbre y resignación. Resulta doloroso ver la incesante escalada en el número de enfermos y el pánico generalizado, que está acarreando esta crisis sanitaria. Sin embargo, también es absolutamente esperanzador ver brillar lo mejor del ser humano: la cantidad de iniciativas solidarias en ayuda a los más desfavorecidos, los mensajes de apoyo que circulan por los medios y las redes sociales, el titánico esfuerzo de nuestros sanitarios, cuerpos de seguridad, y, cómo no, los ciudadanos de a pie, vosotros, que os ofrecéis para hacer más llevadero este calvario a aquellos que, por su edad o limitaciones, no pueden valerse por sí mismos. Y es que no es grande el que nunca falla, sino el que nunca se da por vencido.

Han sido muchas las enfermedades y tragedias que han asolado el mundo desde la fecha de fundación de nuestra cofradía allá por el año 1611: desde las grandes pestes de los siglos XVII y XVIII, al cólera, la gripe española o, más recientemente, el ébola. Sin embargo, nuestro Nazareno nunca nos ha abandonado, siempre ha estado ahí dándonos esperanza y protegiéndonos. Es momento de refugiarse en la fe, de ver la luz al final del túnel, porque la fe "es la garantía de lo que espera, la certeza de lo que no se ve" Hebreos 11:1.

Hermanos, quiero que se sepáis que todos estamos aquí, los unos para los otros. Que las carencias de uno, lo son de todos; las tragedias y alegrías de cada uno de vosotros, contarán con las lágrimas, las sonrisas y los abrazos de todos nosotros. Por ello, os ánimo a que, aquellos que estáis pasando por momentos delicados, no olvidéis que contáis con un ejército de almas, las de vuestros hermanos, que acudirán en vuestra ayuda. Si necesitáis algo, por favor, pedidlo. Desde la Cofradía, haremos todo lo que esté en nuestra mano para ayudaros, gracias a la omnipotente ayuda de nuestro amado Nazareno.

Y recordad, nos medimos como personas cuando nos enfrentamos a un obstáculo. Por ello, hermanos en Cristo, os pido que demostréis vuestra grandeza dando lo mejor de vosotros mismos en estos duros momentos, pues está en nuestra mano poner remedio a este problema, con nuestra entrega y sacrificio, como Cristo nos enseñó, buscando el bien común, el del otro, si es necesario a costa del esfuerzo propio, como tantos ya lo están haciendo, pues ha de ser esta actitud fiel reflejo de sus enseñanzas. Él nos guiará. Hagamos que sienta orgullo de sus hijos, de sus fieles hermanitos del Dulce Nombre de Jesús.

Nos enfrentamos a una Semana de Pasión atípica. No podremos procesionar, ni ver el reflejo de los rayos del sol primaveral en nuestros pasos. No disfrutaremos del olor a incienso, ni del gozoso sonido de nuestras bandas recorriendo las calles. Sin embargo, la Semana Santa nos acompañará. Nuestro sentimiento religioso y nuestra fe cristiana, irán siempre con nosotros, pase lo que pase. Por eso, hermanos, arriba vuestros corazones para celebrar, desde vuestras casas, la que para muchos es la semana más importante de año.

Os envía un fuerte abrazo, vuestro Abad.

Hno. Tomás Castro Alonso
Abad de la Cofradía

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