Stmo. Cristo de la Agonía
Laureano Villanueva Gutiérrez, 1973
"Jesús, dando una voz fuerte, expiró. Y el velo del templo se partió en dos partes de arriba abajo. Viendo el centurión, que estaba frente a El, de qué manera expiraba, dijo: Verdaderamente este hombre era hijo de Dios."Marcos 15, 37-40

Este paso, con el nombre de Santo Cristo de la Agonía, formó parte de la procesión de los Pasos, organizada por la Cofradía del Dulce Nombre de Jesús Nazareno hasta 1968.
Desde 1962, el uso de la imagen había sido fuente de problemas, ya que la Cofradía de las Siete Palabras de Jesús en la Cruz, erigida en dicho año y con sede canónica en la Iglesia de San Marcelo, había escogido esta misma talla como imagen titular. En 1968, el prelado de la diócesis toma la salomónica decisión de prohibir que el Cristo de lo Balderas vuelva a procesionar, alegando su mal estado de conservación. Ello lleva a la Cofradía de las Siete Palabras a encargar una copia y a la de Jesús a intentar encontrar otras soluciones al problema planteado.

En 1970 se recurre a otro crucificado de Gregorio Fernández, que se encuentra en el monasterio de San Pedro de las Dueñas.
En 1971 y 1972 se adopta como Cristo muerto en la Cruz a la copia, realizada en 1964 por Andrés Seoane Otero, del conocido como “Cristo Gótico” de Barrios de Luna, que se hallaba en el claustro de la Real Basílica Colegiata de San Isidoro.
Por fin, en 1973, se presenta un 14 de abril el “nuevo” Cristo de la Agonía, realizado por el leonés Laureano Villanueva Gutiérrez durante la Abadía del Hno. Sigfredo Vicente Martínez Olivera.
La talla, realizada totalmente a golpe de gubia, en madera de abedul patinada, nos presenta a un Cristo de tamaño mayor del natural, muerto y desplomado, siendo una imagen muy alejada a la estética procesional, tratándose de una pieza modernista. Muestra a Cristo muerto, sin adornos alegóricos, dando a la muerte de Jesús una actitud serena, huyendo del realismo y buscando una sensación más espiritual.
El paso procesiona sobre un trono de madera, según diseño de Melchor Gutiérrez San Martín en 1985, en una composición sobria de elementos arquitectónicos con columnas abalaustradas y ángeles simulando el cuerpo bajo de un retablo, y creando un conjunto, imagen-trono, muy homogéneo.
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